Venture Studios: el modelo que está reinventando cómo se crean empresas

El término venture studio ha ganado popularidad en los últimos años dentro del mundo de las startups y la innovación corporativa. ¿En qué consiste exactamente este modelo y por qué tantas organizaciones están adoptándolo? En este artículo exploraremos qué es un venture studio, desde su definición tradicional —donde se construyen startups de forma sistemática— hasta su evolución hacia entornos corporativos. Finalmente, veremos cómo Vivid Vision adapta este modelo para impulsar la innovación en empresas consolidadas, scaleups y fondos de inversión.

El concepto tradicional de un venture studio

Un venture studio (también conocido como startup studio o venture builder) es una organización diseñada para crear startups de manera sistemática. A diferencia de una incubadora o aceleradora tradicional, que suele apoyar a emprendedores externos, el venture studio genera sus propias ideas de negocio y las desarrolla internamente. De hecho, “a diferencia de una aceleradora, un venture studio no financia startups existentes, sino que crea múltiples startups dentro de casa«.

Podemos pensar en un venture studio como una “fábrica de ideas” con un equipo interno dedicado a iterar hasta encontrar un modelo de negocio escalable: empleados a tiempo completo enfocados en lograr product-market fit (encaje producto-mercado) y un modelo de negocio reproducible.​

¿Cómo funciona este modelo en la práctica? El proceso típico inicia con la incubación de una idea (ya sea originada por el propio estudio o en co-creación con algún socio). El equipo interno del estudio construye un producto mínimo viable (MVP) y lo lanza al mercado para validar la idea, buscando clientes de manera temprano y la confirmación de que la solución resuelve una necesidad real. Si la idea supera una serie de hitos y pruebas (lo que se suele denominar decisiones de “Go/No Go”), entonces el estudio forma una startup en toda regla: frecuentemente recluta fundadores emprendedores externos para escalarla y dirigirla a largo plazo.

Este enfoque reduce considerablemente el riesgo de fracaso en etapas tempranas. A diferencia de una aceleradora que opera con un programa corto (por ejemplo, 3 meses) para muchas startups, el venture studio no tiene un plazo fijo: pivota y ajusta la idea el tiempo que sea necesario hasta encontrar un modelo viable​ Igualmente, descarta sin contemplaciones aquellas ideas que no muestran tracción de mercado (“mata” la mayoría de sus ideas si no hay evidencias de que puedan escalar de forma rentable)​. Gracias a esta selección rigurosa, las startups que salen de un venture studio tienden a tener mayores tasas de éxito que las startups tradicionales apoyadas solo por capital de riesgo.

Otra característica clave es que el venture studio no solo aporta capital para crear la nueva empresa, sino también recursos y equipos compartidos. Un estudio de 2025 destaca que los venture studios proveen tanto capital inicial como recursos de apoyo significativos: equipos de empleados, espacio de oficinas, equipamiento y herramientas de software para los emprendedores. Esto significa que una startup nacida en un studio arranca con infraestructura y personal desde el día uno, algo que normalmente a una startup independiente le tomaría tiempo y dinero construir. A cambio de este apoyo integral y del menor riesgo al emprendedor, el venture studio suele quedarse con una participación de capital mayor en las startups creadas (en algunos casos entre 30% y 80% de equity, comparado con el ~5-10% que tomaría una aceleradora). En resumen, el modelo tradicional de venture studio construye startups “en serie”: ideando, validando, lanzando y suministrando capital y recursos compartidos, con el objetivo de crear empresas más robustas desde su concepción.

La evolución hacia los venture studios corporativos

Inicialmente, los venture studios se centraban en crear startups independientes, pero en años recientes el modelo ha evolucionado y ha sido adoptado también por corporaciones consolidadas como parte de sus estrategias de innovación. De hecho, el crecimiento de studios ha sido explosivo: según datos de Global Corporate Venturing, más de la mitad de los más de 800 venture studios que existen en el mundo se fundaron en los últimos cinco años, y corporaciones globales como Procter & Gamble, Mars o Standard Chartered Bank han lanzado sus propios venture studios internos. Esta tendencia refleja que las grandes empresas ven en el formato de venture studio una vía para innovar de manera ágil y sistemática, combinando la velocidad emprendedora con los activos de la empresa matriz.

Este enfoque corporativo a veces se denomina corporate venture studio o corporate venture building. Su lógica es diferente a la del venture capital corporativo (CVC) tradicional: en lugar de invertir en decenas de startups externas con la esperanza de que alguna encaje estratégicamente, la empresa construye las nuevas startups puertas adentro, enfocándose en oportunidades alineadas a su visión. Como explica un análisis de Silicon Foundry, las unidades de CVC son de naturaleza externa (invertir en startups innovadoras fuera de la empresa), mientras que un venture studio corporativo tiene una orientación interna: toma tecnologías o áreas adyacentes al negocio de la compañía y crea nuevos negocios alrededor de ellas, dentro de la organización​. En otras palabras, la empresa se convierte en cocreadora de la startup, no solo en inversionista. Esto permite innovar sin necesidad de invertir capital directamente en startups externas, aprovechando en cambio los recursos y el conocimiento interno para desarrollar la idea.

Los beneficios de este modelo corporativo son varios. Por un lado, el venture studio interno atrae talento emprendedor hacia la organización (ofreciendo a emprendedores un entorno estable desde el cual lanzar nuevas iniciativas). Ese talento “intrapreneur” se dedica a resolver problemas estratégicos de la empresa matriz mediante nuevas soluciones innovadoras. De hecho, suele ocurrir que la propia corporación es el primer cliente de las startups que nacen en su venture studio. Por ejemplo, el banco Standard Chartered creó dentro de su studio una fintech que luego la misma entidad adoptó como solución; o la firma de consumo P&G ha gestado nuevos productos mediante su studio que luego introdujo al mercado aprovechando su red. Este esquema también brinda discreción y control: la empresa puede experimentar con nuevos modelos de negocio de forma relativamente aislada del core, sin anunciar al mercado sus intenciones (evitando alertar a competidores), hasta que el proyecto está maduro. En síntesis, el venture studio corporativo ofrece una forma “llave en mano” de innovar: la compañía define el desafío o área de oportunidad, y el estudio aporta el equipo, la metodología y el desarrollo de la nueva empresa, entregando un negocio validado que la corporación puede escalar.

Grandes consultoras y firmas especializadas han potenciado esta evolución. Por ejemplo, BCG Digital Ventures (hoy parte de BCG X) opera desde hace años como un venture builder corporativo que se asocia con compañías establecidas para desarrollar innovaciones y convertirlas en negocios independientes. Junto a empresas incumbentes, BCG DV ha lanzado más de 200 nuevas ventures en sectores que van desde B2C hasta B2B​, co-creando startups exitosas sin que la corporación tuviera que depender exclusivamente de startups externas. McKinsey ha detectado que esta tendencia va en aumento: en 2023 más de 50% de los CEOs a nivel global colocaron la creación de nuevos negocios entre sus tres prioridades estratégicas principales, una señal de que las empresas reconocen la importancia de generar fuentes de ingresos más allá del negocio tradicional. Incluso gobiernos se han sumado a la ola: el programa Corporate Venture Launchpad de Singapur, por ejemplo, cofinancia a corporaciones para que trabajen con venture studios designados (como Leap by McKinsey) en la incubación de nuevos negocios digitales.

Otra voz autorizada, Boston Consulting Group (BCG), reporta que cuando las corporaciones aplican un enfoque disciplinado de venture building, pueden lograr tasas de éxito muy superiores a las de la inversión de riesgo convencional. Un estudio de BCG señaló que la creación de nuevos negocios dentro de una empresa puede alcanzar un 66% de éxito, comparado con tasas del 20-30% típicas del venture capital tradicional. Esto se debe a que la corporación puede aprovechar sus ventajas (conocimiento del mercado, base de clientes, datos, capacidad de distribución) para apalancar la startup naciente, algo que un equipo externo no tendría. Por su parte, Deloitte ha desarrollado su iniciativa Venture Path, que proporciona metodologías lean startup y estructuras a sus clientes corporativos para lanzar nuevos modelos de negocio de manera más rápida y económica que con los métodos tradicionales​. En esencia, firmas como BCG, McKinsey y Deloitte están actuando como catalizadores de venture studios corporativos, brindando experiencia, metodologías y talento multidisciplinario para que las empresas innoven sin grandes desembolsos de capital upfront y con un enfoque en resultados concretos.

El modelo de Vivid Vision adaptado al mundo corporativo

En Vivid Vision hemos adoptado este concepto de venture studio y lo hemos adaptado para colaborar estrechamente con corporaciones, scaleups y fondos de inversión en la creación de nuevos negocios y soluciones innovadoras. Nuestra filosofía parte de abordar retos reales de negocio que enfrentan nuestras organizaciones socias, y aplicar el modelo venture studio como vía para resolverlos de forma ágil.

Vivid Vision integra un modelo propio, un equipo experto y una red global de tecnologías emergentes para resolver retos complejos de negocio.

Solucionamos retos estratégicos a través de conectar tu empresa con las mejores prácticas y tecnologías de última generación para conseguir tus metas más rápido y de forma más eficiente.

En Vivid Vision acompañamos a nuestros clientes a lo largo de todo el proceso de transformación e innovación, desde el diagnóstico inicial hasta la implementación escalable. Nuestra metodología se estructura en tres fases principales:

1. Identificación

Comenzamos detectando las necesidades reales del negocio, a partir de un análisis profundo de sus desafíos y oportunidades. Nos enfocamos en identificar los pain points estratégicos que están frenando el crecimiento o la eficiencia, tales como:

  • 🧩 Bloqueos operativos y cuellos de botella en procesos internos.
  • 📊 Limitaciones en la gestión, visualización y análisis de datos.
  • 🔗 Falta de integración con tecnologías emergentes o sistemas existentes.

2. Ideación

Co-creamos junto a nuestros clientes soluciones a medida que combinan tecnología, diseño y estrategia. Este proceso de ideación colaborativa nos permite definir iniciativas innovadoras que resuelvan los puntos de dolor detectados:

  • 🧠 Desarrollo de soluciones personalizadas adaptadas a la realidad del cliente.
  • 🤝 Selección y validación de los partners y proveedores tecnológicos más adecuados.
  • 🧪 Diseño de pilotos y pruebas de concepto con impacto tangible.

3. Implantación

Pasamos de la idea a la acción integrando tecnología y procesos de forma eficaz y alineada con los objetivos de negocio. Lo hacemos con una visión de largo plazo y con foco en escalabilidad:

  • ⚙️ Implementación técnica robusta y acompañamiento al cambio interno.
  • 🔄 Integración con sistemas existentes, sin fricciones operativas.
  • 📈 Escalado de soluciones con impacto medible en negocio.

Lo hemos hecho antes en innumerables ocasiones.

Trabajamos en cinco áreas principales donde identificamos oportunidades de alto impacto:

  • Estrategia y Crecimiento: desarrollo de nuevas líneas de negocio, servicios o iniciativas estratégicas que impulsen los ingresos y la expansión de la empresa.
  • Operaciones y Eficiencia: startups enfocadas en optimizar procesos operativos, mejorar la productividad o reducir costos mediante tecnología y nuevos modelos.
  • Clientes y Mercado: proyectos para acceder a nuevos segmentos de clientes, mejorar la experiencia del cliente o reinventar la propuesta de valor en el mercado.
  • Tecnología y Producto: creación de soluciones digitales o productos innovadores (por ejemplo, plataformas basadas en IA, aplicaciones, hardware especializado) que resuelvan necesidades específicas.
  • Cultura e Innovación: iniciativas orientadas a transformar la cultura organizativa, fomentar la innovación interna o desarrollar capacidades de talento (por ejemplo, plataformas de formación, herramientas de colaboración, etc.).

A diferencia de un venture capital o una aceleradora, Vivid Vision no invierte capital financiero en las startups o scaleups que integramos o co-creamos con nuestros socios corporativos. Nuestro aporte clave es: modelo propio, un equipo experto y una red global de tecnologías emergentes para resolver retos complejos de negocio.:

En conclusión, un venture studio es una fórmula innovadora para crear startups y scaleups de forma recurrente y exitosa, combinando capital, talento y recursos compartidos para minimizar riesgos. Su evolución hacia el terreno corporativo ha abierto una nueva vía para que las empresas establecidas innoven como startups y scaleups, pero aprovechando sus propias fortalezas en lugar de solo competir con ellas. Modelos respaldados por investigadores de Harvard Business Review, BCG, McKinsey o Deloitte muestran que este enfoque puede acelerar la transformación y crecimiento de las organizaciones de manera más controlada y eficaz. Vivid Vision se inscribe en esta nueva generación de venture studios, sirviendo de puente entre el mundo emprendedor y las corporaciones para convertir retos empresariales en nuevas oportunidades de negocio. Al adoptar las mejores prácticas de los venture studios tradicionales —agilidad, experimentación, foco en el product-market fit— y aplicarlas a problemas reales de las empresas, ayudamos a crear el futuro de nuestros clientes, hoy. Las empresas que incorporan este modelo están mejor posicionadas para reinventarse, diversificar sus ingresos y mantenerse competitivas en un entorno de cambio constante.